Es muy importante conocer bien el rostro que vamos a trabajar o nuestro propio rostro para poder sacar el suficiente partido. De esta manera resaltaremos las partes más positivas de él y aquellas que tenemos que disimular.
Rostro oval
Es considerado el rostro perfecto, ya que es un rostro de formas suaves y redondeadas. Se caracteriza por una apariencia más ancha en la zona de las mejillas, que se va estrechando ligeramente hacia el mentón.
Rostro redondo
Es un rostro de líneas suaves, sin ángulos, pero ancho. Visualmente se perciben los ojos, boca y nariz muy juntos.
Rostro cuadrado
Se trata de un rostro ancho, pero en este caso de líneas duras y angulosas, de
frentes cuadradas y maxilares muy marcado.
Rostro rectangular
Es un rostro alargado, de líneas duras, con mandíbulas angulosas, al igual que el cuadrado, pero este óvalo es alargado.
Rostro triangular
Es un óvalo que presenta un excesivo volumen en la zona inferior y, sin embargo, se va estrechando desde las sienes hacia la frente.
Rostro triangular invertido
Las características de este óvalo indican que es de mandíbula retraída y estrecha, y la frente y los pómulos anchos, confiriendo esa forma característica de triangulo invertido.
Rostro hexagonal
Este tipo de óvalo es el de un rostro muy sugerente por el exotismo que aporta. Es un óvalo de frente y mandíbulas estrechas, mentón pequeño, y pómulos altos y prominente.
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